domingo, 5 de mayo de 2019

¿Cómo puedo eliminar mis miedos?


 El miedo es una sensación de angustia o desconfianza que nos impulsa a creer que nos va ocurrir algo perjudicial. Es una emoción que en sus inicios se muestra neutra porque se trata de una reacción de autodefensa ante cualquier peligro. Un poco de miedo evita nuestras imprudencias, el problema comienza cuando se hace excesivo porque nos bloquea emocional y mentalmente, generando situaciones indeseadas y desagradables. 

 Por ejemplo, si cuando llego a casa encuentro la puerta abierta, mi reacción de temor es normal porque tiende a protegerme de una posible agresión y me hace actuar con cautela. Sin embargo, si cada vez que voy a abrir la puerta tengo miedo, ese exceso lo convierte en perjudicial para mi.

El pánico está creado por una imaginación descontrolada que no está basada en la realidad sino en meras suposiciones, que nos sumerge en un mundo que no existe de verdad. Lo que ocurre es que la persona que lo padece lo vive de forma tan intensa y con tal convicción que lo hace real.

¿De qué sirven los miedos? ¿Cuantas veces hemos acertado lo que va a ocurrirnos el día de mañana? Reflexionemos detenidamente al respecto porque merece la pena hacerlo.

Cuando vivimos con temor el futuro, por ejemplo, si tenemos una difícil situación económica en casa y pensamos que nos van a despedir, ya estamos sufriendo. Posteriormente, pueden darse solo dos circunstancias; que nos despidan o que no lo hagan nunca. En el primer caso habremos estado sufriendo desde el primer momento que nos vino este pensamiento hasta llegar a la situación que nos preocupaba; es decir, hemos estado demasiado tiempo padeciendo porque lo hemos alargado, sin que ello haya impedido el desenlace final; consiguiendo que al llegar el momento de la verdad nos encontraremos más cortos de fortaleza. En el segundo, habremos estado sufriendo un pequeño infierno por algo total y absolutamente irreal e innecesario, posiblemente durante años, todo ello basado en pensamientos y sentimientos totalmente equivocados: El miedo nos ha hecho sufrir  por nada. 

Aprender a dominar esos miedos es posible mediante el razonamiento de la realidad para impedir que nuestras equivocadas sensaciones nos dañen. Analicemos qué hay de cierto en nuestros temores y comprobaremos que hay muy pocas realidades que lo sustenten. 

El miedo es una emoción muy limitante que nos deja sin reacción ante los acontecimientos. Recordemos que si estas se bloquean también bloquean nuestros pensamientos, nublando nuestra capacidad de respuesta ante la vida. Necesitamos que nuestros pensamientos y emociones estén equilibrados para apoyarnos en ellos siempre, pero especialmente en los momentos de mayor dificultad.

¿Cómo podemos controlarlo?

Cuando sentimos miedo tenemos la tendencia de huir o protegernos de lo que pensamos va a suceder. Para eliminarlo de nuestra vida, el primer paso es reconocer que lo tenemos; y el segundo es no huir nunca. Quedémonos para observar con atención lo que verdaderamente ocurre, reflexionar sobre ello y mirarle de frente, cara a cara, para comprobar cómo termina desapareciendo. De estas reflexiones podremos aprender muchísimo porque la próxima vez será más sencillo comprender lo que va a ocurrir gracias a esa experiencia vivida. La verdadera fuerza interior está en nosotros y el miedo siempre será inferior cuando le hagamos frente conscientemente.

También hay que eliminar esas voces negativas de nuestra mente porque nos limitan demasiado. No conviene dejar que la negatividad anide en nuestro interior porque nada bueno aporta, y la mejor forma de conseguirlo es llenándolo de sentimientos positivos, satisfactorios, ilusionantes. Saquemos a relucir lo mejor de nosotros mismos, nuestros mejores contenidos, para vivir siempre en positivo. Eso no da cabida al miedo y lo aleja de nosotros.

¿Nos paramos a observar qué es lo que estamos pensando? Tenemos pensamientos de ternura, bondad, comprensión, amabilidad, ilusión, esperanza; pero también de temor, pobreza, crítica, fracaso, exigencia, frustración, etcétera. Cada uno de estos pensamientos mueve nuestras emociones y se terminan asentando en nosotros aquellas que más alimentamos. No alimentemos el miedo en nuestro caso y veremos cómo desaparece totalmente. Si no le damos cabida no puede penetrar en nuestro interior.

Donde hay miedo hay frustración y la frustración lleva al enfado. ¿Nos agrada ver cómo actuamos cuando estamos enfadados? Sentirse frustrado y enfadado con la vida impide que vivamos lo mejor de ella, porque nuestra atención va a estar en lo negativo. Y sin darnos cuenta, todo lo positivo que hay en ella, que es mucho más de lo que imaginamos, nos va a pasar desapercibido. ¿En qué lado de la balanza queremos estar?

Por último, al no poder satisfacer nuestros deseos aparecen las emociones de tristeza, decepción y desilusión. ¿Alguna de estas emociones es buena para nuestra vida? Quedarnos en esos estados conlleva el bloqueo de todas nuestras cualidades, y restan tanta energía a nuestro interior que nos dejan sin fuerzas para vivir las satisfacciones del día a día. ¿Es lo que queremos?

El miedo nos hace mucho daño pero solo si le dejamos. En nosotros está abrirle o cerrarle las puertas. Si queremos ser dueños de nuestra vida es imprescindible erradicarlo de ella.


Aprendiendo a vivir mejor

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